Escrito para Healthy Company. El Salvador.
Junio 2016
Esta semana
alguien publicó -en la red LinkedIn- una fotografía del famoso Coronel Sanders
creador de la receta que abrió la fama al pollo frito de la cadena KFC. La
fotografía venía con algunos datos biográficos del Coronel mostrando una
variedad de acontecimientos difíciles en su vida: la muerte de su padre cuando
él tenía apenas 5 años, un matrimonio joven con un divorcio que conllevó la
pérdida de sus hijos, y una suerte de eventos que lo presentan como alguien con
mucha resilencia y perseverancia, y quien estando al punto del suicidio logró
vender su famosa receta (después que 1,000 restaurantes la habían rechazado)
haciendo una fortuna e historia de éxito en el negocio de las franquicias.
Queriendo
escribir un artículo sobre la resilencia me dediqué a leer más sobre su vida y
aunque efectivamente hay evidencia de su temprana orfandad y de circunstancias
personales que le exigieron creatividad, trabajo perseverante y fe en sí mismo,
lo que más me gustó fue descubrir la historia detrás de la historia. Y en ella
se basan estas líneas que les comparto:
Su negocio original en
Corbin, Kentucky, en el que ya ofrecía su famoso Pollo Frito tuvo que cerrar
por cambios urbanísticos que él previó afectarían el tráfico de visitantes.
Vendió su negocio y después de pagar sus deudas inició su viaje por el
territorio estadounidense ofreciendo su receta y franquicia. Su famosa receta
tiene once ingredientes que combinan para dar el característico sabor del
producto. Él mismo preparaba el pollo en los lugares que lo ofrecía y a quien
le gustaba le proponía una franquicia de CINCO centavos de dólar por cada pieza
de pollo vendida.
Durante dos
años 1,000 empresarios del negocio de la comida lo rechazaron hasta que un
empresario de bebidas encontró una oportunidad de incrementar sus ventas con el
ofrecido pollo del Coronel Sanders.
Hasta allí en
cuanto a la perseverancia, creatividad, suerte y autoconfianza, pero lo que me
impresionó de la historia detrás de la historia es leer que el comprador le
pidió modificar la receta y aumentar la sal en ella. Esto fue desagradable para
Sanders, quien estaba convencido que su sabor era inmejorable, pero escuchó.
ESCUCHÓ. El empresario que obtendría la franquicia quería que sus clientes
compraran más cerveza y necesitaba que tuvieran una mayor ingesta de sal
buscando calmar su sed con más bebida. La sal (a pesar que al fundador no le
gustaba) fue incorporada y el éxito del caso es historia.
¿Cuántas veces
creemos que nuestra oferta es inmejorable y por no escuchar perdemos
oportunidades de ser Grandiosos en lo que ofrecemos conformándonos con solo ser
Buenos? ¿Cuán cara nos cuesta nuestra “perseverancia” que nos mantiene
limitados a lo que hacemos? Si escuchamos a quienes nos rodean, si manejamos
nuestra dosis de flexibilidad y humildad lograremos encontrar la ordinaria sal
que nos sugieren, y que no solo completa nuestra exquisita receta sino que la
potencializa a niveles no imaginables. Vive según tu potencial, busca ser
Grandioso y no solo bueno en lo que haces.
Cuando Sanders
vendió su restaurante original en 1950 obtuvo 75,000 dólares que se
convirtieron en USD $105 después de deudas. El primer restaurante franquiciado
se abrió en 1952 en Salt Lake. La franquicia luego fue vendida a un grupo
empresarial, en 1964, por DOS MILLONES DE DOLARES y un salario anual de hasta
DOSCIENTOS MIL DOLARES para Coronel Harland David Sanders por representar la
marca con su imagen. Nuestro personaje vivió hasta 1980.
¡Escuchó,
aceptó el cambio, y triunfó! Feliz Inicio del segundo semestre 2016.
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